¡VITAMINA POTENCIA!



Antes de iniciar la recorrida por este gran comic recientemente publicado por la editorial Llantodemudo, creo que es necesario relatar, aunque sea minimamente, las trapizondas de sus autores: Ángel Mosquito y Federico Reggiani
Mosquito, el Técnico agropecuario, es un dibujante del oeste bravo de la provincia de Buenos   Aires. Peronista, contestatario y futbolero. Se inició en esto del comic en los 90’s, donde el fanzine tenía, por suerte, mucha fuerza. De aquella época datan los inicios del cazador y un primer Salvador Sanz, por nombrar sólo algunos, de los que hoy ya están consagrados. De aquella época también asoma Morón suburbio, lo primero de Mosquito en modo autoeditor. Y desde allí no paró hasta, luego, ya entrados en mediados del 2000, recaer en el blog colectivo de Historietas reales (de aquí en más: HR) donde publicó semanalmente la autobiografía “El granjero de Jesú”. Luego, bueno, la fama, el dinero y las mujeres. Publica en Fierro, Inrockuptibles, Tiempo Argentino, etc. Y es en la fierro donde se publica por primera vez y en tomos mensuales “Vitamina Potencia”.
Por el lado del guión, uno de los referentes actuales, Federico Reggianni. Platense, escritor multifacetico, funcionario de algún estamento judicial de la provincia (por razones de seguridad no precisaremos más detalles sobre su ocupación laboral). Reggiani aportó, junto a Fran López, uno de los segmentos más destacados en el blog de HR, “Autobiógrafo”, y publicó en Fierro, además de Vitamina potencia, “Tristeza”, también junto a Mosquito. Se lo puede leer también en “Dos estaciones”, con dibujos de Rodrigo Terranova. A Mosquito y Reggiani los une algo más que el arte y gusto por la historieta, y es el ser nacional, o el costumbrismo. Una manera de representar al argentino en su forma más cabal, casi de enciclopedia. Lo vemos tanto en El granjero de jesú o Conurbania, como en Autobiógrafo y, en éste caso, Vitamina Potencia. Donde dos ex-héroes del catch que recuerdan y representan a lo que podría haber ocurrido si viviera el gran titán, Martín.
Vitamina Potencia, recopilado por Llantodemudo, es una serie que se publicó por números en la revista Fierro. Es la historia de Milton Kovadonga y el “lagartija” Gómez, dos ex-estrellas del catch que conocieron la gloria en los 70’s, donde fueron más que personajes televisivos, más que representaciones caricaturizadas de íconos sociales de la época. Fueron héroes. No hace falta recordar al gran Martín, o al Caballero rojo, o a la momia, para saber que tan profundo calaron en el imaginario popular éstos personajes. Hoy, o al menos el hoy en la línea argumental que es 1994, Milton y el lagartija sobreviven llevando su “show” por los caminos de la provincia, con “relativo” éxito. Y entrecomilleo relativo porque todavía vive el recuerdo de éstos héroes. La gente todavía los recuerda, los admira, y paga entradas para verlos en el ring. Pero claro, Milton Kovadonga y el “lagartija” Gómez el hipnotizador son seres humanos, y en lo más profundo de la provincia, sus dotes como atletas y deportistas les sirven casi excusivamente arriba del ring, porque abajo, abajo están los dirigentes de un club de barrio inescrupuloso, un intendente, mafiosos,  paisanos territoriales y violentos. Abajo del ring son dos personas que la tienen que pelear como cualquier hijo de vecino. Y es que los avatares de la vida, o quizás el amor a lo que hacen, los llevaron a tenerse solamente el uno al otro, y a hacer eso que mejor saben, y es darse tortazos arriba de un ring. Aunque esto en la historia es sólo anecdótico, los muchachos están viejos, no tienen un mango, y más de una vez los quieren cagar, o lisa y llanamente cagarlos a trompadas. Y ahí es donde Vitamina Potencia encuentra su punto fuerte, cuando lees de un tirón algo que venías leyendo mensualmente en la Fierro, te das cuenta de que no importan sus logros, ni sus éxitos pasados, Milton y Gómez la tienen que pedalear como cualquiera, a veces en bicicletas fijas, a veces a la carrera. Lo que importa es que se tienen el uno al otro, que son amigos, más que amigos, socios y compañeros, con esa camaradería que es casi la de los veteranos de guerra, que se salvaron mutuamente, y se salvan todos los días. En la calle, en un club, en el medio del camino a medianoche.
Vitamina Potencia es también una caricatura donde te podés ver a vos mismo, porque la nostalgia del pasado convive con tu dudoso presente, que no es más que un tránsito corto entre aquellos éxitos y futuras derrotas. O futuras victorias, porque el futuro es siempre una incógnita, y solo podés elegir, como Milton y Gómez, la ruta que vas a tomar en el próximo cruce, y que es, quizás, lo que querés para vos mismo, Mar del plata o Santa Teresita. La capital o el pueblo. La calle o el cordón. Hotel o pensión.

Si tuviera que recomendar Vitamina Potencia a un amigo diría: Es entretenida, y está muy bien dibujada. Creo que no hace falta otra recomendación más que esa. Hablamos de comics, y es difícil encontrar hoy una historia creíble y divertida, atrapante sin necesidad de tiros ni superhéroes, pero con acción. Pero, por sobre todo, lo que a mi me parece que es la clave en el éxito de Vitamina Potencia, es que Mosquito y Reggiani son casi la misma persona. Son ellos los que uno presume tienen ese lazo que leemos en sus páginas, porque es dificil disociar el dibujo del guión, es difícil pensar que son dos personas distintas, sobre todo si uno tiene leído algo de Mosquito. Diría que cada uno sabe explotar lo mejor del otro, y que juntos, ¡son dinamita! De los nuevos nombres de la historieta nacional, éstos dos están sin duda entre los más recomendables. Por suerte, para los lectores, el blog de HR, resultó ser un semillero, de ahí sale lo mejorcito del género.

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